Él nunca le habla primero, siempre es ella la que se
adelanta y decide pasar por ese mal rato antes de que le responda. Algunos días,
son los mejores cinco minutos de su vida, sin embargo otros, simplemente son
los cinco que le destrozan la tarde.
Él parece no darse cuenta, pero sus modos
pasotas la atormentan. Donde ella se preocupa, y le da consejos, él da las
gracias. Pero jamás preguntará nada sobre ella o su vida.
Ella le quiere, sin saber por qué. Y, sin saber por qué, tampoco
se lo puede quitar de la cabeza.
Él tiene a otras en la cabeza y no le dedica ni un segundo a
ella.
En un tiempo, no solo ella pensaba que había una fina
conexión entre ellos, pero ahora donde él parece haber olvidado, ella lo
recuerda todos los días para lograr unos minutos de alegría, aunque pertenezcan
al pasado.
Ella guarda cada instante con él en una caja fuerte en su
corazón, pero parece ser que hay más recuerdos de ella siendo olvidada que de
ellos juntos.
Realmente ella no sabe mucho de él, pero, a la vez, lo sabe
todo. Sin embargo él no sabe nada de ella, solo lo que la gente habla, y
tampoco se ha preocupado nunca, o lo hará, en saber más.
Ella lo ve, se alegra, él no la mira, ella lo olvida. Ella le
habla, él la ignora. y así se repite la historia todos los días.
¿Cuánto crees que aguantará ella, antes de perder la
cordura? ¿Lo suficiente para que él la note? No lo creo.
¿Pero quién puede ser tal idiota como para creer que es importante?
¿Creer que están hechos el uno para el otro? La respuesta es muy simple:
Yo.
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