domingo, 3 de marzo de 2013

Vacía después de tí



Allí arriba lo teníamos todo, había un ambiente solitario, aun viendo a la gente a tu alrededor, podías simplemente sentarte allí a pensar. Lo intenté, juro que lo hice. No es mi culpa si no lo conseguí, de hecho, es totalmente tuya.
 
Intenté concentrarme en el mar, el olor salino que llegaba hasta allí arrastrado por el viento de poniente, me centré en el sonido de la marea al chocar con los pequeños barcos de vela e incluso intenté imaginar la cantidad de animales que estarían en esos momentos observando nuestro momento de intimidad desde las profundas aguas. Pero el tenerte a mi lado, rozando con tus piernas las mías, me incapacitaba de las funciones más simples en mi organismo, tan simples como respirar, ¿De verdad pretendías que me concentrara en algo que no fueras tu? ¿Tu toque? ¿Tu respiración? ¿El modo en que tu pecho subía y bajaba cada vez que llenabas tus pulmones? Sí, percibí todo eso.

En ese instante podría haber saltado y hubiera volado, juro que hubiéramos volado juntos, desde el infinito hasta el más allá, sobrevolando la ciudad, observando la vida de el resto del mundo,  imaginándonos sus historias, y como serian las nuestras en unos años, sin saber que no habría un nosotros en el futuro. Pero es que, tus encantos eran demasiado grandes como para dejarme ver algo más a parte de lo que tú querías que viera.

No estábamos solos, pero he de admitir, que tú eras el único que me importaba, así como el único que hubiera sido capaz de hacerme sentir como tú lo hiciste esa noche.  Y sabes, ni siquiera hubiera necesitado un único toque tuyo sobre mi piel templada para hacer ese momento nuestro. Las vistas, las vistas eran lo mejor, tus ojos eran el cielo, tan oscuros como aquella noche, sin nubes, no había perturbación en tu mirada esta vez. Tu pelo, ese objeto de tortura para mi persona, nunca creo que encuentre un placer mayor que la seda de pasar los dedos a través de él.

La sensación de tener la ciudad y la playa bajo mis pies era invalorable, pero lo mejor de aquellas noches no era esa sensación de estar sobre todo, sino poder compartirla contigo.

No me puedes culpar de que esa noche me enamorara, tú y yo sabíamos que no éramos compatibles, de verdad que traté de no pensar en ti. Por eso te digo que no tienes el derecho de hacerme sentir así. ¿Acaso tú intentaste evitar lo que sabías que nunca funcionaría? ¿O simplemente te dio igual saber que en un futuro tendrías que echar todo por la borda, y destrozarme por dentro? Quizá no fue solo tu culpa, y yo también era demasiado joven e inexperta como para darme cuenta, a lo mejor tú esperabas que fuera yo la que te parara, pero eso no pasaría esta vez.

Tú eras mi sol, y ahora ya nada me calienta. Sinceramente, solo espero haber dejado una huella en ti, para que al menos tengas más corazón, y que yo sea la última a la que le hagas esto.



 


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